49 Pero todos los conocidos de Jesús y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea, se quedaron mirando desde lejos.
50 Había un hombre llamado José que era bueno y justo. Era miembro del Consejo,
51 pero no había estado de acuerdo con la decisión y la conducta de los demás. Procedía del pueblo de Arimatea, en la región de Judea, y esperaba el reino de Dios.
52 Éste fue ante Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús.
53 Después de bajarlo, lo envolvió en una sábana de lino y lo puso en un sepulcro cavado en una roca. Ese sepulcro nunca antes lo habían usado.
54 Era el día en que se preparaban para el descanso del sábado, que ya estaba a punto de comenzar.
55 Las mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea acompañaron a José hasta el sepulcro y vieron cómo colocaba el cuerpo.