33 de manera que la ciudad entera estaba agolpada a la puerta.
34 Jesús sanó a muchos enfermos y endemoniados. Pero no permitía que los demonios hablaran y revelaran quién era él.
35 A la mañana siguiente, todavía de madrugada, Jesús se levantó y se fue a un lugar solitario a orar.
36 Simón y los demás fueron a buscarlo,
37 y cuando lo encontraron le dijeron:—Toda la gente te anda buscando.
38 Él les respondió:—Vámonos de aquí a otras ciudades cercanas donde también debo predicar. Para eso vine.
39 Así que Jesús recorrió Galilea entera predicando en las sinagogas y expulsando a los demonios.