14 Él les decía:—¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho?Pero ellos gritaron todavía más fuerte:—¡Crucifícalo!
15 Como Pilato quería tener contenta a la gente, dejó en libertad a Barrabás; después mandó que azotaran a Jesús y lo entregó para que lo crucificaran.
16 Los soldados llevaron a Jesús al interior del palacio, al lugar llamado pretorio, y reunieron a toda la tropa.
17 Le pusieron un manto de color púrpura; también trenzaron una corona de espinas y se la pusieron.
18 Y le gritaban:—¡Viva el rey de los judíos!
19 Lo golpeaban en la cabeza con una caña y lo escupían, y doblando la rodilla, le hacían reverencias.
20 Después de haberse burlado de él, le quitaron el manto y le pusieron su propia ropa. Por último, lo sacaron para crucificarlo.