34 A esta hora Jesús gritó con fuerza:—Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?e (que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?)
35 Cuando algunos de los que estaban allí lo oyeron, dijeron:—Escuchen, está llamando al profeta Elías.
36 Entonces un hombre corrió, empapó una esponja en vinagre, la puso en el extremo de una caña y se la ofreció a Jesús para que bebiera. Y dijo:—Déjenlo, vamos a ver si Elías viene a bajarlo.
37 Entonces Jesús, dando un fuerte grito, murió.
38 El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
39 El centurión que estaba frente a Jesús, al oír el grito y ver que estaba muerto, dijo: —¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!
40 Había también algunas mujeres mirando desde lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé.