36 Al darse cuenta, Jesús le dijo al jefe de la sinagoga:—No temas. Sólo cree.
37 Y no permitió que nadie fuera con él sino Pedro y los hermanos Jacobo y su hermano Juan.
38 Al llegar a la casa del jefe de la sinagoga y ver que había mucho alboroto y gran llanto y dolor,
39 Jesús les dijo a los que allí estaban:—¿Por qué hacen tanto llanto y alboroto? La niña no está muerta; sólo está dormida.
40 La gente se rió de Jesús; pero Jesús les ordenó a todos que salieran y él, con el padre, la madre y los discípulos que lo acompañaban entró al cuarto en que reposaba la niña.
41 La tomó de la mano y le dijo:—Talita cum, que significa: Levántate, niña.
42-43 En el mismo instante, la niña, de doce años de edad, se levantó y caminó. Jesús ordenó que le dieran de comer. La gente quedó muy admirada, pero Jesús les suplicó encarecidamente que no lo dijeran a nadie.