11 Lo que daña el alma no es lo que entra por la boca, sino los pensamientos malos y las palabras con que éstos se expresan.
12 Los discípulos se le acercaron y le dijeron:—Los fariseos se ofendieron por esas palabras.
13 —Cualquier planta que mi Padre no haya sembrado será arrancada —les respondió Jesús—.
14 Así que no les hagan caso, porque son ciegos que tratan de guiar a otros ciegos y lo único que logran es caer juntos en el hoyo.
15 Pedro le pidió que les explicara aquello de que comer los alimentos que la ley judía prohíbe no es lo que contamina al hombre.
16 —¿Tampoco ustedes entienden? —le respondió Jesús—.
17 Cualquier cosa que uno come pasa a través del aparato digestivo y se expulsa;