41 Los principales sacerdotes, escribas, fariseos y ancianos también se burlaban de él.
42 —Si a otros salvó, ¿por qué no se salva a sí mismo? ¡Conque tú eres el Rey de los judíos! ¡Bájate de la cruz y creeremos en ti!
43 Si confió en Dios, ¡que lo salve Dios! ¿No decía que era el Hijo de Dios?
44 Y los ladrones le decían lo mismo.
45 Aquel día, desde el mediodía hasta las tres de la tarde, la tierra se sumió en oscuridad.
46 Cerca de las tres, Jesús gritó:—Eli, Eli lama sabactani (Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?)
47 Algunos de los que estaban allí no le entendieron y creyeron que estaba llamando a Elías.