45 Aquel día, desde el mediodía hasta las tres de la tarde, la tierra se sumió en oscuridad.
46 Cerca de las tres, Jesús gritó:—Eli, Eli lama sabactani (Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?)
47 Algunos de los que estaban allí no le entendieron y creyeron que estaba llamando a Elías.
48 Uno corrió y empapó una esponja en vinagre, la puso en una caña y se la alzó para que la bebiera.
49 Pero los demás dijeron:—Déjalo. Vamos a ver si Elías viene a salvarlo.
50 Jesús habló de nuevo con voz muy fuerte, y murió.
51 Al instante, el velo que ocultaba el Lugar Santísimo del templo se rompió en dos de arriba abajo, la tierra tembló, las rocas se partieron,