31 »También está escrito: “El que quiera separarse de su esposa, debe darle un certificado de divorcio”.
32 Pero yo les digo que el hombre que se divorcia de su esposa, excepto cuando ésta haya sido infiel, hace que ella cometa adulterio y que el que se case con ella también lo cometa.
33 »Ustedes también saben que hace mucho se dio este mandamiento: “Cumplan lo que le juren a Dios”.
34 Pero yo les digo: Nunca juren. No juren por el cielo, porque es el trono de Dios;
35 ni juren por la tierra, porque es donde él pone sus pies; ni por Jerusalén, porque Jerusalén es la capital del gran Rey.
36 Ni siquiera juren por su propia cabeza, porque no pueden volver blanco o negro ni un solo cabello.
37 Es suficiente con que digan “sí” o “no” y nada más. Si dicen algo más, seguro viene del maligno.