17 Así se cumplió la profecía de Isaías: «Él mismo tomó nuestras enfermedades y llevó nuestras dolencias».e
18 Al ver Jesús que la multitud crecía, pidió a sus discípulos que se prepararan para pasar al otro lado del lago.
19 En eso, un maestro de la ley de Dios le dijo:—Maestro, te seguiré vayas adonde vayas.
20 —Las zorras tienen guaridas y las aves nidos —le respondió Jesús—; pero yo, el Hijo del hombre, no tengo ni dónde recostar la cabeza.
21 Otro de sus seguidores le dijo:—Señor, te seguiré pero déjame que vaya antes a enterrar a mi padre.
22 Pero Jesús le contestó:—No, sígueme ahora. Deja que los que están muertos se ocupen de sus muertos.
23 Entonces subió a una barca con sus discípulos y zarparon de allí.