1 Amados hermanos, el anhelo de mi corazón y mi oración a Dios es que el pueblo de Israel se salve.
2 Yo conozco el celo que sienten por la causa de Dios, pero se trata de un celo equivocado.
3 Como no conocen la manera en que Dios nos declara justos, tratan de hacerse justos a su propia manera, y así terminan rechazando la manera en que Dios quiere aceptarlos.
4 A todo el que cree, Dios lo declara justo, pues en Cristo la ley llegó a su cumplimiento.
5 Moisés describió a la persona que obedece la ley para que Dios la acepte, de la siguiente manera:“Si una persona obedece la ley, vivirá por hacerlo.”
6 Sin embargo, acerca de los que confían en Dios para que los declare justos, dice:“No tienes que preguntarte, ¿quién subirá al cielo? (para pedirle a Cristo que descienda),
7 ni tienes que decir: ¿quién bajará al abismo? (para retornar a Cristo a la vida”).