5 ¿No saben ustedes que el Señor, Dios de Israel, dio a David el reino sobre Israel para siempre, a él y a sus hijos con pacto de sal?
6 Pero Jeroboam, hijo de Nabat, siervo de Salomón, hijo de David, se alzó y se rebeló contra su señor.
7 Con él se juntaron hombres indignos y malvados que prevalecieron sobre Roboam, hijo de Salomón, cuando Roboam era joven y tímido, y no pudo prevalecer contra ellos.
8 Y ahora ustedes intentan resistir al reinado del Señor que está en manos de los hijos de David, porque son una gran multitud y tienen con ustedes los becerros de oro que Jeroboam les hizo por dioses.
9 ¿No han echado fuera ustedes a los hijos de Aarón, y a los sacerdotes del Señor, y a los Levitas, y se han hecho sacerdotes como los pueblos de otras tierras? Cualquiera que venga a consagrarse con un novillo y siete carneros, aun éste puede llegar a ser sacerdote de los que no son dioses.
10 Pero en cuanto a nosotros, el Señor es nuestro Dios, y no Lo hemos abandonado; y los hijos de Aarón sirven al Señor como sacerdotes, y los Levitas en sus funciones.
11 Y cada mañana y cada tarde ellos queman holocaustos e incienso aromático al Señor; y el pan está colocado sobre la mesa limpia, y el candelabro de oro con sus lámparas para ser encendidas cada tarde. Porque nosotros guardamos la ordenanza del Señor nuestro Dios, pero ustedes Lo han abandonado.