20 Se levantaron muy de mañana y salieron al desierto de Tecoa. Cuando salían, Josafat se puso en pie y dijo: "Oiganme, Judá y habitantes de Jerusalén, confíen en el Señor su Dios, y estarán seguros. Confíen en Sus profetas y triunfarán."
21 Después de consultar con el pueblo, designó a algunos que cantaran al Señor y a algunos que le alabaran en vestiduras santas, conforme salían delante del ejército y que dijeran: "Den gracias al Señor, porque para siempre es Su misericordia."
22 Cuando comenzaron a entonar cánticos y alabanzas, el Señor puso emboscadas contra los Amonitas, los Moabitas y los del Monte Seir, que habían venido contra Judá, y fueron derrotados.
23 Porque los Amonitas y los Moabitas se levantaron contra los habitantes del Monte Seir destruyéndolos completamente, y cuando habían acabado con los habitantes de Seir, se pusieron a destruirse unos a otros.
24 Cuando Judá llegó a la torre (atalaya) del desierto, miraron hacia la multitud, y sólo vieron cadáveres tendidos por tierra, ninguno había escapado.
25 Al llegar Josafat y su pueblo para recoger el botín, hallaron mucho entre los cadáveres, incluyendo mercaderías, vestidos y objetos preciosos que tomaron para sí, más de los que podían llevar. Estuvieron tres días recogiendo el botín, pues había mucho.
26 Al cuarto día se reunieron en el Valle de Beraca, porque allí bendijeron al Señor. Por tanto llamaron aquel lugar el Valle de Beraca (de Bendición) hasta hoy.