5 No es por tu justicia ni por la rectitud de tu corazón que vas a poseer su tierra, sino que por la maldad de estas naciones el Señor tu Dios las expulsa de delante de ti, para confirmar el pacto que el Señor juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
6 Comprende, pues, que no es por tu justicia que el Señor tu Dios te da esta buena tierra para poseerla, pues eres un pueblo terco.
7 Acuérdate; no olvides cómo provocaste a ira al Señor tu Dios en el desierto; desde el día en que saliste de la tierra de Egipto hasta que ustedes llegaron a este lugar, han sido rebeldes contra el Señor.
8 Hasta en Horeb provocaron a ira al Señor, y el Señor se enojó tanto contra ustedes que estuvo a punto de destruirlos.
9 Cuando subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que el Señor había hecho con ustedes, me quedé en el monte cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua.
10 El Señor me dio las dos tablas de piedra escritas por el dedo de Dios; y en ellas estaban todas las palabras que el Señor les había dicho en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea.
11 Y aconteció después de cuarenta días y cuarenta noches, que el Señor me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto.