35 ¡Quién me diera que alguien me oyera! Aquí está mi firma. ¡Que me responda el Todopoderoso! Y la acusación que ha escrito mi adversario,
36 Ciertamente yo la llevaría sobre mi hombro, Y me la pondría como una corona.
37 Del número de mis pasos yo Le daría cuenta, Como a un príncipe me acercaría a El.
38 Si mi tierra clama contra mí, Y sus surcos lloran juntos;
39 Si he comido su fruto sin dinero, O si he causado que sus dueños pierdan sus vidas,
40 ¡que en lugar de trigo crezcan cardos, Y en lugar de cebada hierba maloliente!" Aquí terminan las palabras de Job.