4 El mejor de ellos es como un zarzal, Y el más recto como un seto de espinos. El día que pongas tus centinelas, Tu castigo llegará. ¡Entonces será su confusión!
5 No se fíen del vecino, Ni confíen en el amigo. De la que reposa en tu seno, Guarda tus labios.
6 Porque el hijo trata con desdén al padre, La hija se levanta contra la madre, Y la nuera contra su suegra; Los enemigos del hombre son los de su propia casa.
7 Pero yo pondré mis ojos en el Señor, Esperaré en el Dios de mi salvación. Mi Dios me oirá.
8 No te alegres de mí, enemiga mía. Aunque caiga, me levantaré, Aunque more en tinieblas, el Señor es mi luz.
9 La indignación del Señor soportaré, Porque he pecado contra El, Hasta que defienda mi causa y establezca mi derecho. El me sacará a la luz, Y yo veré Su justicia.
10 Entonces mi enemiga lo verá, Y se cubrirá de vergüenza la que me decía: "¿Dónde está el Señor tu Dios?" Mis ojos la contemplarán; Entonces será pisoteada Como el lodo de las calles.