1 Por tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu.
2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte.
3 Pues lo que la Ley no pudo hacer, ya que era débil por causa de la carne, Dios lo hizo : enviando a Su propio Hijo en semejanza de carne de pecado y como ofrenda por el pecado, condenó al pecado en la carne,
4 para que el requisito de la Ley se cumpliera en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
5 Porque los que viven conforme a la carne, ponen la mente en las cosas de la carne, pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu.
6 Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz.
7 La mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la Ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo,