8 Entonces David le dijo a Dios: «He pecado grandemente al haber hecho el censo. Te ruego que perdones mi culpa por haber cometido esta tontería».
9 Entonces el Señor le habló a Gad, el vidente de David, y le dio este mensaje:
10 «Ve y dile a David: “Esto dice el Señor: ‘Te doy tres opciones; escoge uno de estos castigos, y yo te lo impondré’”».
11 De modo que Gad fue a ver a David y le dijo:—Estas son las opciones que el Señor te da:
12 puedes elegir entre tres años de hambre, tres meses de destrucción a espada de tus enemigos o tres días de una terrible plaga durante la cual el ángel del Señor traerá devastación por toda la tierra de Israel. Decide y dime qué respuesta debo darle al Señor, quien me envió.
13 —¡Estoy en una situación desesperada! —le respondió David a Gad—. Mejor que caiga yo en las manos del Señor, porque su misericordia es muy grande, y que no caiga yo en manos humanas.
14 Por lo tanto, el Señor mandó una plaga sobre Israel, y como consecuencia murieron setenta mil personas.