22 Pero Ana no los acompañó y le dijo a su esposo:—Esperemos hasta que el niño sea destetado. Entonces lo llevaré al tabernáculo y lo dejaré allí con el Señor para siempre.
23 —Haz lo que mejor te parezca —acordó Elcana—. Quédate aquí por ahora, y que el Señor te ayude a cumplir tu promesa.Así que ella se quedó en casa y amamantó al niño hasta que lo destetó.
24 Cuando el niño fue destetado, Ana lo llevó al tabernáculo en Silo. Ellos llevaron un toro de tres años para el sacrificio, una canasta de harina y un poco de vino.
25 Después de sacrificar el toro, llevaron al niño a Elí.
26 «Señor, ¿se acuerda de mí? —preguntó Ana—. Soy la mujer que estuvo aquí hace varios años orando al Señor.
27 Le pedí al Señor que me diera este niño, y él concedió mi petición.
28 Ahora se lo entrego al Señor, y le pertenecerá a él toda su vida». Y allí ellos adoraron al Señor.