4 —No —le contestaron ellos—, nunca nos has engañado ni oprimido y nunca has aceptado soborno alguno.
5 —El Señor y su ungido son mis testigos hoy —declaró Samuel— de que mis manos están limpias.—Sí, él es nuestro testigo —respondieron.
6 —Fue el Señor quien designó a Moisés y a Aarón —continuó Samuel—. Él sacó a sus antepasados de la tierra de Egipto.
7 Ahora, permanezcan aquí en silencio delante del Señor mientras les recuerdo todas las grandes cosas que el Señor ha hecho por ustedes y por sus antepasados.
8 »Cuando los israelitas estaban en Egipto y clamaron al Señor, él envió a Moisés y a Aarón para rescatarlos de Egipto y traerlos a esta tierra.
9 Sin embargo, los israelitas pronto se olvidaron del Señor su Dios, entonces él los entregó a Sísara, el comandante del ejército de Hazor, y también a los filisteos y al rey de Moab, quienes lucharon contra ellos.
10 »Entonces clamaron al Señor nuevamente y confesaron: “Hemos pecado al apartarnos del Señor y al rendir culto a las imágenes de Baal y Astoret. Pero te adoraremos a ti y solo a ti si nos rescatas de nuestros enemigos”.