38 Entonces Saúl les dijo a los líderes:—¡Algo anda mal! Que vengan aquí todos los comandantes de mi ejército. Debemos descubrir qué pecado se ha cometido hoy.
39 Juro por el nombre del Señor, quien rescató a Israel, que el pecador morirá, ¡aun si fuera mi propio hijo Jonatán!Pero nadie se atrevía a decirle cuál era el problema.
40 Entonces Saúl dijo:—Jonatán y yo nos pondremos aquí, y todos ustedes se pondrán allá.Y el pueblo respondió a Saúl:—Lo que mejor te parezca.
41 Entonces Saúl oró:—Oh, Señor, Dios de Israel, por favor, muéstranos quién es culpable y quién es inocente.Entonces hicieron un sorteo sagrado, y Jonatán y Saúl fueron señalados como los culpables, y los demás declarados inocentes.
42 Después dijo Saúl:—Ahora hagan otro sorteo para señalar si es Jonatán o soy yo.Entonces, Jonatán fue indicado como el culpable.
43 —Dime lo que has hecho —le preguntó Saúl a Jonatán.—Probé un poco de miel —admitió Jonatán—. Fue solo un poco en la punta de mi vara. ¿Merece eso la muerte?
44 —Sí, Jonatán —dijo Saúl—, ¡debes morir! Que Dios me castigue e incluso me mate si no mueres por esto.