39 El muchacho, por supuesto, no sospechaba nada; solo Jonatán y David entendieron la señal.
40 Después Jonatán le dio su arco y sus flechas al niño y le dijo que los regresara a la ciudad.
41 En cuanto se fue el niño, David salió de su escondite cerca del montón de piedras y se inclinó ante Jonatán tres veces, rostro en tierra. Mientras se abrazaban y se despedían, los dos lloraban, especialmente David.
42 Finalmente, Jonatán le dijo a David: «Ve en paz, porque nos hemos jurado lealtad el uno al otro en el nombre del Señor. Él es testigo del vínculo que hay entre nosotros y nuestros hijos para siempre». Después David se fue, y Jonatán regresó a la ciudad.