6 Las noticias de su llegada a Judá pronto alcanzaron a Saúl. En ese momento, el rey estaba sentado debajo de un árbol de tamarisco en la colina de Guibeá, con su lanza en la mano y rodeado de sus oficiales.
7 —¡Escuchen bien, hombres de Benjamín! —les gritó Saúl a sus oficiales al oír las noticias—. ¿Acaso ese hijo de Isaí les ha prometido a cada uno de ustedes campos y viñedos? ¿Les ha prometido a todos hacerlos generales y capitanes de su ejército?
8 ¿Es por eso que han conspirado contra mí? Pues ninguno de ustedes me avisó cuando mi propio hijo hizo un pacto solemne con ese hijo de Isaí. Ni siquiera sienten lástima por mí. ¡Imagínense! ¡Mi propio hijo incita al hijo de Isaí para que me mate, tal como está tratando de hacer hoy mismo!
9 Entonces Doeg el edomita, que se encontraba entre los hombres de Saúl, habló:—Cuando estaba en Nob, vi al hijo de Isaí hablando con el sacerdote Ahimelec, hijo de Ahitob.
10 Ahimelec consultó al Señor por él. Luego le dio alimento y la espada de Goliat el filisteo.
11 Entonces el rey Saúl inmediatamente mandó traer a Ahimelec y a toda su familia, quienes servían como sacerdotes en Nob.
12 Cuando llegaron, Saúl le gritó:—¡Escúchame, hijo de Ahitob!—¿Qué quiere, mi rey? —le preguntó Ahimelec.