2 El arca permaneció en Quiriat-jearim mucho tiempo: veinte años en total. Durante ese tiempo todos los israelitas se lamentaron porque parecía que el Señor los había abandonado.
3 Entonces Samuel le dijo a todo el pueblo de Israel: «Si en realidad desean volver al Señor, desháganse de sus dioses ajenos y de las imágenes de Astoret. Tomen la determinación de obedecer solo al Señor; entonces él los rescatará de los filisteos».
4 Así que los israelitas se deshicieron de todas sus imágenes de Baal y de Astoret y adoraron únicamente al Señor.
5 Después Samuel les dijo: «Reúnan a todo Israel en Mizpa, y yo oraré al Señor por ustedes».
6 De manera que se reunieron en Mizpa y, en una gran ceremonia, sacaron agua de un pozo y la derramaron delante del Señor. Asimismo no comieron durante todo el día y confesaron que habían pecado contra el Señor. (Fue en Mizpa donde Samuel se convirtió en juez de Israel).
7 Cuando los gobernantes filisteos se enteraron de que Israel se había reunido en Mizpa, movilizaron a su ejército y avanzaron. El miedo invadió a los israelitas cuando supieron que los filisteos se acercaban.
8 «¡No dejes de rogarle al Señor nuestro Dios que nos salve de los filisteos!», le suplicaron a Samuel.