30 El rey Ezequías y los funcionarios ordenaron a los levitas que alabaran al Señor con los salmos escritos por David y por el vidente Asaf. De modo que ofrecieron alegres alabanzas y se inclinaron en adoración.
31 Luego Ezequías exclamó: «Ahora que ustedes se han consagrado al Señor, traigan sus sacrificios y ofrendas de acción de gracias al templo del Señor». Entonces la gente llevó sus sacrificios y ofrendas de acción de gracias, y todos los que tenían el corazón dispuesto llevaron también ofrendas quemadas.
32 El pueblo llevó al Señor setenta toros, cien carneros y doscientos corderos para las ofrendas quemadas.
33 También llevaron seiscientas cabezas de ganado y tres mil ovejas y cabras como ofrendas sagradas.
34 Sin embargo, no había suficientes sacerdotes para preparar todas las ofrendas quemadas. Por eso sus parientes, los levitas, los ayudaron hasta terminar el trabajo, y hasta que se purificaran más sacerdotes, porque los levitas habían sido más cuidadosos en cuanto a purificarse que los sacerdotes.
35 Hubo abundancia de ofrendas quemadas, junto con las ofrendas líquidas habituales, y una gran cantidad de grasa de las muchas ofrendas de paz.Así que se restituyó el servicio en el templo del Señor.
36 Ezequías y todo el pueblo se alegraron por lo que Dios había hecho por el pueblo, porque todo se había llevado a cabo con tanta rapidez.