9 Pero Urías no fue a su casa, sino que durmió esa noche a la entrada del palacio con la guardia real.
10 Al enterarse David de que Urías no había ido a su casa, lo mandó llamar y le preguntó:—¿Qué pasa? ¿Por qué no fuiste anoche a tu casa después de haber estado fuera por tanto tiempo?
11 Urías le contestó:—El arca y el ejército de Israel y el de Judá están viviendo en carpas, y Joab y los hombres de mi señor están acampando a cielo abierto. ¿Cómo podría yo ir a casa para beber, comer y dormir con mi esposa? Juro que jamás haría semejante cosa.
12 —Está bien, quédate hoy aquí —le dijo David— y mañana puedes regresar al ejército.Así que Urías se quedó en Jerusalén ese día y el siguiente.
13 David lo invitó a cenar y lo emborrachó. Pero aun así no logró que Urías se fuera a la casa con su esposa, sino que nuevamente se quedó a dormir a la entrada del palacio con la guardia real.
14 Entonces, a la mañana siguiente, David escribió una carta a Joab y se la dio a Urías para que se la entregara.
15 La carta le daba las siguientes instrucciones a Joab: «Pon a Urías en las líneas del frente, donde la batalla sea más violenta. Luego retrocedan, para que lo maten».