23 Enseguida Joab fue a Gesur y trajo a Absalón de regreso a Jerusalén.
24 Pero el rey dio esta orden: «Absalón puede ir a su propia casa, pero jamás vendrá a mi presencia». De manera que Absalón no vio al rey.
25 Absalón era elogiado como el hombre más apuesto de todo Israel. De pies a cabeza era perfecto.
26 Se cortaba el cabello una vez al año, y lo hacía sólo porque era muy pesado. ¡El peso de su cabello era de más de dos kilos!
27 Tenía tres hijos y una hija. Su hija se llamaba Tamar, y era muy hermosa.
28 Absalón vivió dos años en Jerusalén, pero nunca pudo ver al rey.
29 Así que mandó llamar a Joab para pedirle que intercediera por él, pero Joab se negó a ir. Entonces Absalón volvió a enviar por él una segunda vez, pero de nuevo Joab se negó.