1 El Señor Soberano me mostró una visión. Lo vi preparándose para enviar una enorme nube de langostas sobre la tierra. Esto ocurrió después de que la parte de la cosecha del rey había sido recolectada, pero cuando se acercaba la cosecha principal.
2 En mi visión las langostas se comieron todo lo verde que se veía. Entonces dije:—Oh Señor Soberano, por favor, perdónanos o no sobreviviremos, porque Israel es tan pequeño.
3 Así que el Señor se retractó de ese plan y dijo:—No lo haré.
4 Después el Señor Soberano me mostró otra visión. Lo vi preparándose para castigar a su pueblo con un gran fuego. El fuego había quemado las profundidades del mar e iba devorando toda la tierra.
5 Entonces dije:—Oh Señor Soberano, por favor, detente o no sobreviviremos, porque Israel es tan pequeño.
6 Entonces el Señor también se retractó de ese plan.—Tampoco lo haré —dijo el Señor Soberano.
7 Luego me mostró otra visión. Vi al Señor de pie al lado de una pared que se había construido usando una plomada. Usaba la plomada para ver si aún estaba derecha.