12 »Si tu hermano hebreo, hombre o mujer, se vende a ti como siervo y te sirve por seis años, al séptimo año deberás dejarlo en libertad.
13 »Cuando liberes a un siervo varón, no lo despidas con las manos vacías.
14 Sé generoso con él y regálale como despedida algo de tus rebaños, de tus granos y de tus vinos. Dale parte de la abundante riqueza con la que el Señor tu Dios te haya bendecido.
15 ¡Recuerda que una vez tú fuiste esclavo en la tierra de Egipto y que el Señor tu Dios te liberó! Por esa razón, te doy este mandato.
16 »Pero supongamos que tu siervo dice: “No te dejaré”, porque se ha encariñado contigo y con tu familia, y le ha ido bien en tu casa.
17 En ese caso, toma un punzón y perfórale el lóbulo de la oreja contra la puerta. Entonces será tu siervo por el resto de su vida. Haz lo mismo con tus siervas.
18 »No pienses que liberar a tus siervos es una gran pérdida. Recuerda que, durante seis años, te brindaron un servicio que vale el doble del salario de un obrero contratado, y el Señor tu Dios te bendecirá en todo lo que hagas.