1 »Supongamos que dos personas llevan un altercado ante el tribunal, y los jueces declaran que una tiene razón y que la otra está equivocada.
2 Si a la persona que está equivocada la condenan a ser azotada, el juez deberá ordenarle que se ponga en el piso y reciba, en su presencia, la cantidad de azotes correspondientes al delito que cometió.
3 Pero nunca le den más de cuarenta azotes; más de cuarenta azotes sería una humillación pública para tu hermano israelita.
4 »No le pongas bozal al buey para impedirle que coma mientras trilla el grano.