9 »Les preguntamos a los líderes: “¿Quién les dio permiso para reconstruir este templo y restaurar esta estructura?”.
10 También exigimos sus nombres para poder comunicarle a usted quiénes eran esos líderes.
11 »Ellos dieron la siguiente respuesta: “Nosotros somos siervos del Dios del cielo y de la tierra, y estamos reconstruyendo el templo que, hace muchos años, edificó aquí un gran rey de Israel.
12 No obstante, debido a que nuestros antepasados hicieron enojar al Dios del cielo, él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien destruyó el templo y desterró al pueblo a Babilonia.
13 Sin embargo, el rey Ciro, de Babilonia, en el primer año de su reinado, emitió un decreto que ordenaba reconstruir el templo de Dios.
14 El rey Ciro devolvió las copas de oro y de plata que Nabucodonosor había tomado del templo de Dios en Jerusalén y había colocado en el templo de Babilonia. Esas copas fueron retiradas de ese templo y entregadas a un hombre llamado Sesbasar, a quien el rey Ciro había designado gobernador de Judá.
15 El rey le indicó que devolviera las copas a su lugar en Jerusalén y reconstruyera el templo de Dios en su sitio original.