28 Entonces los levitas obedecieron la orden de Moisés, y ese día murieron unas tres mil personas.
29 Entonces Moisés les dijo a los levitas: «Hoy se consagraron a sí mismos para el servicio del Señor, porque lo obedecieron aun cuando tuvieron que matar a sus propios hijos y hermanos. Hoy se ganaron una bendición».
30 Al día siguiente, Moisés les dijo a los israelitas: «Ustedes cometieron un terrible pecado, pero yo subiré de nuevo al monte a encontrarme con el Señor. Quizá pueda lograr que él les perdone este pecado».
31 Entonces Moisés volvió a donde estaba el Señor y dijo:—Qué terrible pecado cometió este pueblo; se hicieron dioses de oro.
32 Ahora, si solo perdonaras su pecado; pero si no, ¡borra mi nombre del registro que has escrito!
33 Pero el Señor respondió a Moisés:—No, yo borraré el nombre de todo aquel que haya pecado contra mí.
34 Ahora ve y lleva al pueblo al lugar del que te hablé. Mi ángel irá delante de ti. Cuando llegue el día de pedirles cuentas a los israelitas, ciertamente los haré responsables de sus pecados.