58 Entonces llamaron a Rebeca.—¿Estás dispuesta a irte con este hombre? —le preguntaron.—Sí —contestó—, iré.
59 Entonces se despidieron de Rebeca y la enviaron con el siervo de Abraham y sus hombres. La mujer que había sido niñera de Rebeca la acompañó.
60 Cuando Rebeca partía le dieron la siguiente bendición:«Hermana nuestra, ¡que llegues a serla madre de muchos millones!Que tus descendientes sean fuertesy conquisten las ciudades de sus enemigos».
61 Después Rebeca y sus siervas montaron en los camellos y siguieron al hombre. Así que el siervo de Abraham se llevó a Rebeca y emprendió el viaje.
62 Mientras tanto, Isaac, que vivía en el Neguev, había regresado de Beer-lajai-roi.
63 Una tarde, mientras caminaba por los campos y meditaba, levantó la vista y vio que se acercaban los camellos.
64 Cuando Rebeca levantó la vista y vio a Isaac, se bajó enseguida del camello.