29 Que muchas naciones sean tus servidorasy se inclinen ante ti.Que seas el amo de tus hermanos,y que los hijos de tu madre se inclinen ante ti.Todos los que te maldigan serán malditos,y todos los que te bendigan serán bendecidos».
30 En cuanto Isaac terminó de bendecir a Jacob y casi antes de que Jacob saliera de la presencia de su padre, Esaú regresó de cazar.
31 Preparó una comida deliciosa y se la llevó a su padre. Entonces dijo:—Levántate, padre mío, y come de lo que he cazado, para que puedas darme tu bendición.
32 Pero Isaac le preguntó:—¿Quién eres tú?—Soy tu hijo, tu hijo mayor, Esaú —contestó.
33 Isaac comenzó a temblar de manera incontrolable y dijo:—¿Entonces quién me acaba de servir lo que cazó? Ya he comido, y lo bendije a él poco antes de que llegaras, ¡y esa bendición quedará en pie!
34 Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, lanzó un grito fuerte y lleno de amargura.—Oh padre mío, ¿y yo? ¡Bendíceme también a mí! —le suplicó.
35 Pero Isaac le dijo:—Tu hermano estuvo aquí y me engañó. Él se ha llevado tu bendición.