17 Suelta a todos los animales —las aves, los animales y los animales pequeños que corren por el suelo— para que puedan ser fructíferos y se multipliquen por toda la tierra».
18 Entonces Noé, su esposa, sus hijos y las esposas de sus hijos salieron de la barca;
19 y todos los animales, grandes y pequeños, y las aves salieron de la barca, pareja por pareja.
20 Luego Noé construyó un altar al Señor y allí sacrificó como ofrendas quemadas los animales y las aves que habían sido aprobados para ese propósito.
21 Al Señor le agradó el aroma del sacrificio y se dijo a sí mismo: «Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa de los seres humanos, aun cuando todo lo que ellos piensen o imaginen se incline al mal desde su niñez. Nunca más volveré a destruir a todos los seres vivos.
22 Mientras la tierra permanezca, habrá cultivos y cosechas, frío y calor, verano e invierno, día y noche».