6 »El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: “Dentro de poco, haré temblar los cielos y la tierra, los océanos y la tierra firme una vez más.
7 Haré temblar a todas las naciones y traerán los tesoros de todos las naciones a este templo. Llenaré este lugar de gloria —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—.
8 La plata es mía y el oro es mío —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—.
9 La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales— y en este lugar, traeré paz. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado!”».
10 El 18 de diciembre del segundo año del reinado del rey Darío, el Señor envió el siguiente mensaje al profeta Hageo:
11 «El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: pregunta a los sacerdotes acerca de la ley:
12 “Si alguno de ustedes trae entre sus vestiduras sacerdotales carne de un sacrificio consagrado y sucede que las vestiduras rozan con algún pan o guiso, vino o aceite de oliva o alguna otra clase de alimento, ¿quedará el alimento también consagrado?”».Entonces los sacerdotes contestaron:—No.