17 ¡Inclínate, oh Señor, y escucha! ¡Abre tus ojos, oh Señor, y mira! Escucha las palabras desafiantes de Senaquerib contra el Dios viviente.
18 »Es cierto, Señor, que los reyes de Asiria han destruido a todas esas naciones.
19 Han arrojado al fuego los dioses de esas naciones y los han quemado. ¡Por supuesto que los asirios pudieron destruirlos, pues no eran dioses en absoluto! Eran solo ídolos de madera y de piedra, formados por manos humanas.
20 Ahora, oh Señor nuestro Dios, rescátanos de su poder; así todos los reinos de la tierra sabrán que solo tú, oh Señor, eres Dios».
21 Después, Isaías, hijo de Amoz, le envió a Ezequías el siguiente mensaje: «Esto dice el Señor, Dios de Israel: “Ya que oraste respecto al rey Senaquerib de Asiria,
22 el Señor ha pronunciado estas palabras en su contra:»”La hija virgen de Siónte desprecia y se ríe de ti.La hija de Jerusalénmenea la cabeza con desdén mientras tú huyes.
23 »”¿A quién has estado desafiando y ridiculizando?¿Contra quién levantaste la voz?¿A quién miraste con ojos tan arrogantes?¡Fue al Santo de Israel!