3 Los mensajes del Señor continuaron durante el reinado de Joacim, hijo de Josías, hasta el año once del reinado de Sedequías, otro de los hijos de Josías. En agosto de ese año once, la gente de Jerusalén fue llevada cautiva.
4 El Señor me dio el siguiente mensaje:
5 —Te conocía aun antes de haberte formado en el vientre de tu madre;antes de que nacieras, te apartéy te nombré mi profeta a las naciones.
6 —Oh Señor Soberano —respondí—. ¡No puedo hablar por ti! ¡Soy demasiado joven!
7 —No digas: “Soy demasiado joven” —me contestó el Señor—, porque debes ir dondequiera que te mande y decir todo lo que te diga.
8 No le tengas miedo a la gente, porque estaré contigo y te protegeré. ¡Yo, el Señor, he hablado!
9 Luego el Señor extendió su mano, tocó mi boca y dijo:«¡Mira, he puesto mis palabras en tu boca!