10 Luego dije:—¡Qué aflicción tengo, madre mía!¡Oh, si hubiera muerto al nacer!En todas partes me odian.No soy un acreedor que pretende cobrarni un deudor que se niega a pagar;aun así todos me maldicen.
11 El Señor respondió:—Yo cuidaré de ti, Jeremías;tus enemigos te pedirán que ruegues a su favoren tiempos de aflicción y angustia.
12 ¿Puede un hombre quebrar una barra de hierro que proviene del norteo una barra de bronce?
13 Sin que a ellos les cueste nada,entregaré tus riquezas y tesorosa tus enemigos como botín,porque el pecado corre desenfrenado en tu tierra.
14 Les diré a tus enemigos que te llevencautivo a una tierra extranjera.Pues mi enojo arde como un fuegoque quemará para siempre.
15 Luego dije:—Señor, tú sabes lo que me sucede.Por favor, ayúdame. ¡Castiga a mis perseguidores!Por favor, dame más tiempo; no dejes que muera joven.Es por tu causa que sufro.
16 Cuando descubrí tus palabras las devoré;son mi gozo y la delicia de mi corazón,porque yo llevo tu nombre,oh Señor Dios de los Ejércitos Celestiales.