23 Pues estos hombres han hecho cosas terribles entre mi pueblo. Han cometido adulterio con las esposas de sus vecinos y han mentido en mi nombre diciendo cosas que no les mandé decir. De esto soy testigo. Yo, el Señor, he hablado”».
24 El Señor envió este mensaje a Semaías el nehelamita que estaba en Babilonia.
25 «Esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel: escribiste una carta por tu propia cuenta a Sofonías, hijo de Maaseías, el sacerdote, y enviaste copias a los demás sacerdotes y al pueblo en Jerusalén. Le escribiste a Sofonías:
26 »“El Señor te ha designado para que reemplaces a Joiada como sacerdote a cargo de la casa del Señor. Eres responsable de poner en cepos y grilletes a cualquier loco que afirme ser profeta.
27 Así que, ¿por qué no has hecho nada para detener a Jeremías de Anatot, que se hace pasar por profeta entre ustedes?
28 Jeremías envió aquí, a Babilonia, una carta prediciendo que nuestro cautiverio será por largo tiempo. Dijo: ‘Edifiquen casas y hagan planes para quedarse. Planten huertos y coman del fruto que produzcan’”».
29 Ahora bien, cuando el sacerdote Sofonías recibió la carta de Semaías, la llevó a Jeremías y se la leyó.