6 Una vez más, los israelitas hicieron lo malo a los ojos del Señor. Sirvieron a las imágenes de Baal y de Astoret, y a los dioses de Aram, de Sidón, de Moab, de Amón y de Filistea. Abandonaron al Señor y dejaron de servirle por completo.
7 Entonces el Señor ardió de enojo contra los israelitas y los entregó en manos de los filisteos y los amonitas,
8 quienes comenzaron a oprimirlos ese mismo año. Durante dieciocho años oprimieron a los israelitas que vivían al oriente del río Jordán, en la tierra de los amorreos (es decir, Galaad).
9 Los amonitas también cruzaron al lado occidental del Jordán y atacaron a Judá, a Benjamín y a Efraín.Los israelitas estaban muy angustiados.
10 Finalmente clamaron al Señor por ayuda y dijeron:—Hemos pecado contra ti, porque te hemos abandonado como nuestro Dios para servir a las imágenes de Baal.
11 El Señor respondió:—¿Acaso no los rescaté yo de los egipcios, los amorreos, los amonitas, los filisteos,
12 los sidonios, los amalecitas y los maonitas? Cuando ellos los oprimían, ustedes clamaban a mí por ayuda, y yo los rescataba.