7 Así que los cinco hombres siguieron hasta la ciudad de Lais, donde vieron que los habitantes llevaban una vida despreocupada, igual que los sidonios; eran pacíficos y vivían seguros. También eran ricos, porque su tierra era muy fértil. Además vivían a gran distancia de Sidón y no tenían ningún aliado cerca.
8 Cuando los hombres regresaron a Zora y a Estaol, sus parientes les preguntaron:—¿Qué encontraron?
9 Los hombres les contestaron:—¡Vamos, ataquémoslos! Hemos visto la tierra, y es muy buena. ¿Qué esperan? No duden en ir y tomar posesión de ella.
10 Cuando lleguen, verán que los habitantes llevan una vida despreocupada. Dios nos ha dado un territorio espacioso y fértil, ¡que no carece de nada!
11 Entonces seiscientos hombres de la tribu de Dan salieron de Zora y de Estaol armados para la guerra.
12 Acamparon en un lugar situado al occidente de Quiriat-jearim, en Judá, por eso hasta el día de hoy se llama Mahne-dan.
13 Desde allí siguieron hasta la zona montañosa de Efraín y llegaron a la casa de Micaía.