24 Aod ya se había ido cuando los sirvientes del rey regresaron y encontraron cerradas las puertas de la habitación de la planta alta. Pensaron que tal vez el rey estaba usando la letrina dentro del cuarto,
25 así que esperaron. Pero al ver que el rey tardaba mucho en salir, se preocuparon y buscaron una llave. Cuando abrieron las puertas, encontraron a su amo muerto en el suelo.
26 Mientras los sirvientes esperaban, Aod escapó y pasó por los ídolos de piedra rumbo a Seirat.
27 Cuando llegó a la zona montañosa de Efraín, llamó a tomar las armas. Después encabezó un grupo de israelitas colina abajo.
28 «Síganme —les dijo—, porque el Señor les ha dado la victoria sobre Moab, su enemigo». Así que los israelitas lo siguieron y tomaron control de los vados del río Jordán que cruzan hacia Moab, y no dejaron que nadie pasara.
29 Atacaron a los moabitas y mataron a unos diez mil de sus guerreros más fuertes y robustos; no escapó ni uno de ellos.
30 Así que Israel conquistó a Moab en aquel día, y hubo paz en la tierra durante ochenta años.