2 Miren cómo los preciosos hijos de Jerusalén,que valen su peso en oro puro,ahora son tratados como vasijas de barrohechas por un alfarero común y corriente.
3 Hasta los chacales amamantan a sus cachorros,pero mi pueblo Israel no lo hace;ignoran los llantos de sus hijos,como los avestruces del desierto.
4 La lengua reseca de sus pequeños,se pega al paladar a causa de la sed.Los niños lloran por pan,pero nadie tiene para darles.
5 Los que antes comían los manjares más ricosahora mendigan en las calles por cualquier cosa que puedan obtener.Los que antes vestían ropa de la más alta calidadahora hurgan en los basureros buscando qué comer.
6 La culpa de mi puebloes mayor que la de Sodoma,cuando en un instante cayó el desastre totaly nadie ofreció ayuda.
7 Nuestros príncipes antes rebosaban de salud,más brillantes que la nieve, más blancos que la leche.Sus rostros eran tan rosados como rubíes,su aspecto como joyas preciosas.
8 Pero ahora sus caras son más negras que el carbón;nadie los reconoce en las calles.La piel se les pega a los huesos;está tan seca y dura como la madera.