4 Cuatro veces me enviaron el mismo mensaje, y cada vez les respondí lo mismo.
5 La quinta vez, el sirviente de Sanbalat llegó con una carta abierta en su mano
6 que decía:«Circula un rumor entre las naciones vecinas, y Gesem me asegura que es cierto, que tú y los judíos piensan rebelarse y que por eso reconstruyen la muralla. Según sus informes, tú te propones ser el rey.
7 También informa que has nombrado profetas en Jerusalén para que proclamen acerca de ti: “¡Atención! ¡Hay rey en Judá!”.»Puedes tener la seguridad de que este informe llegará a oídos del rey, de modo que sugiero que vengas a hablar conmigo del asunto».
8 Yo respondí: «Todo lo que dices es puro cuento. Tú mismo inventaste todo».
9 Solo trataban de intimidarnos, creían que podrían desalentarnos y detener la obra. De modo que seguí con el trabajo más decidido que nunca.
10 Más adelante fui a visitar a Semaías, hijo de Delaía y nieto de Mehetabel, que estaba recluido en su casa. Me dijo:—Reunámonos dentro del templo de Dios y cerremos las puertas con cerrojos. Tus enemigos vienen a matarte esta noche.