22 »Ahora bien, supongamos que alguien empuja a otro sin enemistad previa, o lanza algo que, sin intención, golpea a otro,
23 o por accidente deja caer una piedra grande sobre alguien y, aunque no eran enemigos, la persona muere.
24 Si esto llegara a suceder, la comunidad debe seguir las siguientes normas al juzgar entre el responsable de la muerte y el vengador, el pariente más cercano de la víctima.
25 La comunidad debe proteger al responsable de la muerte del vengador y debe escoltarlo para que regrese a vivir en la ciudad de refugio a la que huyó. Allí permanecerá hasta la muerte del sumo sacerdote, que fue ungido con el aceite sagrado.
26 »Sin embargo, si el responsable de la muerte alguna vez sale de los límites de la ciudad de refugio,
27 y el vengador lo encuentra fuera de la ciudad y lo mata, su muerte no será considerada homicidio.
28 El responsable de la muerte debió haber permanecido dentro de la ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote; pero después de la muerte del sumo sacerdote, el responsable de la muerte podrá volver a su propia tierra.