2 Dijeron a Moisés:—El Señor te dijo que repartieras la tierra entre el pueblo de Israel por sorteo sagrado. El Señor te dijo que la porción de tierra que pertenece a nuestro hermano Zelofehad se la dieras a sus hijas.
3 Sin embargo, si ellas se casan con hombres de otra tribu, llevarán consigo sus porciones de tierra a la tribu de los hombres con quienes se casen. De esa manera, el área total de la tierra de nuestra tribu se reducirá.
4 Entonces cuando llegue el año de jubileo, esa porción de tierra se agregará a esa nueva tribu, y provocará que nuestra tribu patriarcal la pierda para siempre.
5 Así que Moisés les dio a los israelitas, de parte del Señor, el siguiente mandato:—El reclamo de los hombres de la tribu de José es legítimo.
6 Esto es lo que el Señor ordena acerca de las hijas de Zelofehad: permítanles casarse con quienes deseen, siempre y cuando sea alguien de su propia tribu patriarcal.
7 No se permite que ninguna tierra se transfiera de una tribu a otra, ya que toda la tierra asignada a cada tribu debe permanecer dentro de la tribu a la que inicialmente fue concedida.
8 Las hijas de todas las tribus de Israel que estén en línea para heredar la propiedad, deben casarse dentro de su propia tribu, de esta manera todos los israelitas conservarán sus propiedades patriarcales.