10 El Señor dice: «Grita y alégrate, oh Jerusalén hermosa, porque yo vengo a vivir en medio de ti.
11 Muchas naciones se unirán al Señor en ese día y ellos también serán mi pueblo. Viviré entre ustedes y sabrán que el Señor de los Ejércitos Celestiales me ha enviado a ustedes.
12 La tierra de Judá será la preciada posesión del Señor en la tierra santa y él elegirá una vez más a Jerusalén para ser su propia ciudad.
13 Que toda la humanidad guarde silencio ante el Señor, porque él entra en acción desde su santa morada».