9 «El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: juzguen con imparcialidad y muestren compasión y bondad el uno por el otro.
10 No opriman a las viudas ni a los huérfanos ni a los extranjeros ni a los pobres. Tampoco tramen el mal unos contra otros.
11 »Sus antepasados se negaron a escuchar este mensaje. Volvieron la espalda tercamente y se taparon los oídos para no oír.
12 Endurecieron su corazón como la piedra para no oír las instrucciones ni los mensajes que el Señor de los Ejércitos Celestiales les había enviado por su Espíritu por medio de los antiguos profetas. Por eso el Señor de los Ejércitos Celestiales se enojó tanto con ellos.
13 »Así como ellos se negaron a escuchar cuando los llamé, tampoco yo los escuché cuando clamaron a mí —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—.
14 Como con un torbellino, los dispersé entre las naciones lejanas, donde vivieron como extranjeros. La tierra quedó tan desolada que nadie pasaba por allí. ¡Convirtieron su hermosa tierra en un desierto!».