3 Mientras tanto yo daré poder a mis dos testigos, y ellos se vestirán de tela áspera y profetizarán durante esos 1260 días».
4 Estos dos profetas son los dos olivos y los dos candelabros que están delante del Señor de toda la tierra.
5 Si alguien trata de hacerles daño, sale fuego de sus bocas y consume a sus enemigos. Así debe morir cualquiera que intente hacerles daño.
6 Ellos tienen el poder de cerrar los cielos para que no llueva durante el tiempo que profeticen. También tienen el poder de convertir los ríos y los mares en sangre, y de azotar la tierra cuantas veces quieran con toda clase de plagas.
7 Cuando los testigos hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo sin fondo declarará la guerra contra ellos, los conquistará y los matará.
8 Y sus cuerpos quedarán tendidos en la calle principal de Jerusalén, la ciudad que simbólicamente se llama «Sodoma» y «Egipto», la ciudad en la cual su Señor fue crucificado.
9 Y durante tres días y medio, todos los pueblos y todas las tribus, lenguas y naciones se quedarán mirando los cadáveres. A nadie se le permitirá enterrarlos.